Tomás Serrano

Política CUENTA ATRÁS DE SÁNCHEZ

El enigma del cambio de actitud de Sánchez: a las 9.00 creía en la Justicia y a las 20.00 baraja dimitir

El PP no cree en ese cambio repentino, pero en el entorno del presidente aseguran que está realmente "afectado".

25 abril, 2024 02:59

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mostró este miércoles un cambio de actitud notable. A las 9.00 horas, durante la sesión de control al Gobierno, aseguró que creía en la Justicia "a pesar de todo". Sin embargo, a las 20.00 horas, las tornas cambiaron radicalmente al anunciar que podría dimitir el próximo lunes.

Lo que pasó esas horas por su cabeza es algo que sólo sabe él. El cambio de actitud experimentado por el presidente del Gobierno de la mañana a la tarde no concuerda con el carácter luchador y los llamamientos que de forma recurrente hace a la resiliencia. Por eso ha desconcertado tanto a los suyos y a la oposición.

En el PP no creen que el presidente vaya en serio, y consideran que lo que le empuja a actuar así el contexto político. Creen que intenta dar un golpe de efecto que le proporcione un nuevo impulso en las elecciones catalanas y europeas.

El propio Alberto Núñez Feijóo, entrevistado anoche en Onda Cero, cuestionaba su forma de actuar, al publicar una carta en las redes sociales "después de haber estado" en el Hemiciclo "hace unas horas".  

En cambio, según trasladaban fuentes del Gobierno este miércoles, "Sánchez está muy afectado porque se haya tratado a su familia así; piensa que no todo vale en política".

"Él cree que esa era una línea que no se debía atravesar, la vida política nunca había llegado a esos niveles", aseguraban, apuntando a que es la primera vez en Democracia que sucede algo de este calibre.

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Sánchez se mostró especialmente serio en la sesión de control al Gobierno de este miércoles después de que se conociera que un juez de Madrid había abierto diligencias previas contra su mujer, Begoña Gómez. Se trata de investigar sus relaciones con empresas privadas que acabaron recibiendo fondos públicos por parte de la Administración.

Ante la pregunta del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, de si creía en la Justicia, el presidente fue taxativo: "En un día como hoy, y a pesar de las noticias que he conocido, a pesar de todo, sigo creyendo en la Justicia de mi país", aseguró. "Sigo creyendo en la Justicia, en la autonomía, en la independencia y en la separación de poderes", añadió.

Enfado creciente

Sánchez se mostró muy serio durante toda la sesión. Los diputados del PSOE que pasaban por su lado incluso se sorprendieron de su seriedad, porque normalmente suele estar comunicativo. Además, se marchó en cuanto terminó su ronda de preguntas, cuando suele quedarse a escuchar a sus vicepresidentas.

Según explicaban desde Moncloa, "la vida íntima y personal, que no tiene que ver con tu tarea, es una línea que nunca se había atravesado, siempre se había preservado".

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Más allá de la denuncia, a la que no le dan ningún tipo de credibilidad, aseguraban que lo que peor les pareció es que saliera el PP a valorarlo. Los populares comparecieron en el Congreso para hacerse eco de la noticia.

El enfado de Sánchez fue creciendo a lo largo de la jornada y por la tarde se reunió en el Palacio de la Moncloa con sus más estrechos colaboradores.

Fuentes de su entorno aseguran que la decisión es consecuencia de lo que considera un "acoso insoportable"e interpretan que el PP podría acabar llamando a Gómez a la comisión de investigación del Senado, algo que el presidente consideraría insoportable.

Con todos estos elementos, Sánchez acabó publicando una carta pública poco antes de las ocho de la tarde. En ella aseguraba que esta situación estaba cerca de superarle y que abría un periodo de reflexión interna para decidir si dimite o sigue en el cargo. La decisión la comunicará el próximo lunes en una comparecencia.

A pesar de lo delicado de la situación, muchos, incluso dentro del PSOE, consideran que esta puede ser una estrategia política más que personal. Se baraja que el lunes el presidente pueda anunciar una moción de confianza para la que necesitaría el apoyo de Junts –si los de Carles Puigdemont no le apoyan harían peligrar la amnistía– y que la ocasión le podría servir para salir reforzado.